Típico

—Hola, tío. Espero que no te moleste mi presencia. Ya sabes como es Rebeca, me vio en el sexshop y se encaprichó conmigo…

—¿Un consolador? Pero…¿para qué coño necesita Rebeca un consolador?

—Oye, que no soy un consolador cualquiera, ¿eh? También vibro, giro y estimulo el clítoris.

—Encima se me ofende. A ver, que el problema no eres tú, chaval. El problema es por qué te ha elegido.

—Podemos ser felices los tres, no te preocupes.

—Increíble. Los tres, los tres, dice. Como si fuera tan sencillo. ¿No le doy lo que necesita? ¿Prefiere recibir placer en solitario?

—Mmmm… Tío, creo que te estás rayando.

—¿Por qué si no te habría comprado?

—No sé, chico… Puede que quiera introducir… No, introducir no es la palabra oportuna, experimentar. Eso, puede que quiera experimentar nuevos juegos a tu lado.

—¿Y qué se supone que debo hacer? Si espera que entienda que prefiere un trozo de plástico antes que…

—Tío, ¿en serio tienes treinta años? Joder, si mi abuelo sería más abierto que tú…

—No te pases si no quieres acabar en el cubo de la basura. A ver, que lo que digo es que no sé cuál sería mi papel cuando… Porque, no te habrá comprado para mí ¿verdad?

—Pues por lo poco que te conozco, no creo que esa sea su intención.

—Uff, qué alivio.

—Ya, ya… A ver, pues por si te sirve de ayuda, yo creo que sobre la marcha Rebeca te irá guiando. Puedo ser muy útil ¿sabes? La mayoría de mis compañeros han conseguido avivar e incluso mejorar la calidad sexual de sus compradores.

—No lo veo, chico, no lo veo… Porque si tu estás dentro… ¿qué lugar ocupa mi pequeño?

—Ay señor, esto va a ser más complicado de lo que pensaba. A ver, tío, Oscar ¿no? Vale Oscar, puede que tu novia quiera que explores nuevos lugares de su cuerpo…

—Mmmm… ¿En serio? Ufff, sí, eso estaría bien…

—Oscar, cariño, veo que ya has visto mi nueva compra… ¿Qué haces hablando con el consolador?