Le gustaba sentarse sobre las piedras desgastadas y frías del borde del pozo, sobre todo después de un día de lluvia, cuando todavía persistía el olor a musgo y tierra húmeda en el ambiente. Las piernas le colgaban laxas en el interior de la profunda oquedad, mientras que las palmas de sus manos permanecían apoyadas en el vértice de las... Leer más →




