Mi última noche

Hace un calor sofocante a pesar de estar bien entrada la noche. Me prometí que las ganas de ser madre no acabarían con mi cordura, pero no ha sido así. Necesito sentir en mis entrañas una nueva vida gestándose. Nunca me planteé cometer ningún delito, ha sido pensado y hecho. Necesito ser madre, lo necesito, aunque para ello tenga que hacer esto, aunque pueda perder la vida. La naturaleza había sido cruel conmigo negándome la capacidad de ser madre por medios naturales.

La ventana del dormitorio está abierta. Me apoyo sobre el alféizar para tantear el terreno antes de llevar a cabo mi objetivo. Debo ser sigilosa y rápida si no quiero que me descubran. La pareja duerme plácidamente. La piel les brilla debido al sudor aunque van casi desnudos y las sábanas han quedado arrugadas en el borde de la cama.

Necesito algo de esta mujer. Si quiero ser madre tengo que hacer acopio de un poco de su sangre. Me acerco al borde de la cama y acaricio su cuello, puedo sentir cómo la sangre circula por sus venas, cómo bombea su corazón. No puedo esperar más, tengo que actuar.

Saco una pequeña aguja que he mantenido afilada durante años. Noto cómo penetra en la carne provocando que la mujer se mueva, pero no se despierta. He conseguido mantener la herida abierta gracias a los estiletes. El veneno que recubre la aguja ayuda a que la sangre fluya. Todo va bien. Ya tengo mi preciado líquido carmesí. Solo tengo que retirarme poco a poco…. Siento que algo va mal…

¡PLAS!

—¡Jodidos mosquitos!

 

23 comentarios sobre “Mi última noche

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    1. Qué poquito corazón! La muchacha solo necesitaba proteínas (o lo que sea que saquen de la sangre) para nutrir a sus churumbeles…
      PS: Esta entrada viene inspirado por un efusivo «¿Pero qué queréis de mí, malditos cabrones?!!» , pronunciado a las cuatro de la mañana.

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  1. Juasssssssssss…. y yo que te iba a preguntar si ibas a hacer varias historias a la vez jajajaja…
    Una versión diferente de los jodidos mosquitos, desde luego, empática eres jajaja…
    Muy bueno.

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      1. Jajajajaja… te tengo que confesar algo, a mi es que no me pican, oigo los malditos zumbidos, pero ni una picada, igual voy con dos amigas y acaban llenas de picaduras y yo nada.
        Una vez leí que si comías cítricos la sangre se alcalinizaba y no te picaban, quizá sea por eso, no lo sé, prueba con eso a ver que tal 🙂

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      2. No me digas eso que a mí no me pican y yo buena estoy un rato jajajajajaja…. yo solica me jaleo jaja
        Mi vecina de verano dice que si abres un limón y lo dejas en la mesilla no te pican, mira a ver …

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  2. 😀 😀 😀 😀 😀 ¡Hilarante! Sobre todo, porque se me había ido la olla pensando en rituales mágicos, obscenidades monstruosas y pactos con demonios… Genial, genial, genial (el toque de la relación de chupar sangre con la necesidad biológica de las mosquitas es estupendo para desorientar)
    Un par de cosas: La frase «Nunca me planteé cometer ningún delito, ha sido pensado y hecho.», ¿quizá mejor «ha sido pensarlo y hacerlo»?
    Y si no me equivoco, el adverbio de «Noto como penetra en la carne» lleva tilde (cómo)

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    1. Jajjaaaa, me alegra que te haya gustado. Quería desorientar un poco y darle connotaciones humanas me pareció una buena salida😉
      Lo del «cómo» tienes razón, a la tilde se la llevó el viento…
      La frase «pensado y hecho»: Aquí en Valencia se utiliza mucho la expresión «pensat y fet» y la he castellanizado (¿esta palabra existe?😂). Me gusta cómo suena.
      Besacos, Lord!

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      1. Sí, imaginaba que sería algo de carácter localista. A mí, cazurro de Aragón, la frase me suena mal, pero es por lo que dices, por las variedades regionales y las diferentes formas de usar el castellano 😉

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