Un mes más, no puedo resistirme a participar en el reto de «Escribir jugando» de Lídia. Aquí va mi participación.
El ruido de las hélices del helicóptero era ensordecedor a pesar de que Erik se encontraba a bastante distancia de la pista de aterrizaje, bajo la protección del espeso bosque. Su padre por fin llegaba a casa.
Corrió en su busca, pero después de un escueto abrazo, el hombre trajeado volvió a prestar atención a la llamada de teléfono.
—Sube a tu cuarto y juega un poco, luego hablamos.
—Pero… ¡Quiero jugar contigo!
Erik hizo un mohín y obedeció. Su cuarto estaba repleto de juguetes. Se acercó a la ventana y contempló con tristeza el macetero y la pequeña flor que empezaba a crecer en él. ¡Ojalá papá tuviese un poco de tiempo para ver lo rápido que crecen las cosas!, pensó.
(123 palabras, esta vez me he pasado)







Ains, qué triste y qué bonito a la vez. Muy buena moraleja detrás de tus palabras. ¡Aunque sean 123 han valido la pena!
Muchas gracias por participar una vez más, Sadire 🙂
Un abrazo y un besaco ❤
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Ya sabes que resumir no es lo mío y es que en esta historia nada me sobraba😉.
Muy triste, sí, a veces no nos damos ni cuenta de estas cosas.
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Uf! eso tal vez nos pas a todos, el tiempo va de prisa, que lindo relato, me ha encogido el corazón!
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Muchas gracias, Scraptella!!!!
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